Sin animo de ofender escribo estas palabras que
provienen desde el fondo de mi corazón.
Aunque ya paso
todo el boom que genero la columna de Azcarate hasta hoy doy mi opinión; no
quería que ella fuera influenciada por todo el
movimiento mediático que se dio. Estoy segura que la
mayoría de ustedes se sintieron indignados molestos, ofendidos o agredidos con
la columna pero se han preguntado si en verdad lo que les dio rabia fueron las
palabras de Azcarate o fue la sociedad que estas reflejan: una sociedad vacía
superflua preocupada por el físico que cada uno de nosotros ha ayudado a
construir, como? con criticas, comentarios, burlas, discriminación y exclusión
hacia personas que se apartan de los canones establecidos.
No estoy
defendiendo a Azcarate, pero más de una vez he visto como la gente mira
escandalizada a una persona gorda que va caminando por la calle, la
gente más osada hace comentarios o se burla, esto es comparable a lo que
realizó Alejandra pero en escala menor, ya que ella es una figura pública
y que su opinión puede o no influenciar a niñas. Sin embargo yo me
pregunto por qué tanta lora con este tema? el supuesto error de ella fue dejar
al descubierto lo que todos sabemos, que los paradigmas de esta sociedad
también la han influenciado a la hora de pensar, entiendo que frente a una
sociedad moralista en la que prima la hipocresía por ser rectos y
buenos esto genere escándalo, pero como dicen por ahí el que este libre de
pecado que tire la primera piedra y antes de hacerlo analicen y reflexionen,
cuantas veces se han dejado llevar por esta sociedad de consumo que nos
bombardea con estereotipos.
A mi la
verdad no me preocupan las palabras de Azcarate, me preocupa el mundo que la
llevo a pensar como piensa, el mismo mundo en el que están creciendo nuestras
niñas y que si sigue como va, tendrá más mujeres llenas de complejos,
preocupadas por lo externo y haciendo de todo para no engordar. Por ello
invito a mis amigos a cambiar con pequeñas cosas grandes paradigmas.