martes, 22 de mayo de 2007

EL HOMBRE TRAS LOS LENTES.

Me hallaba caminando una tarde en la Feria, eran las cinco p.m. cuando me dirigía al stand de Ex-Libris para descansar un poco mis pies. Al llegar yo, Vanesa mi editora, me recibió con una gran noticia: “Héctor Abad viene hoy a la Feria”. Esas fueron sus palabras. Rápidamente pregunté a qué hora y en qué salón iba a estar…

Aquellas dos horas que faltaban para que fueran las siete de la noche, momento en el cual Héctor iniciaría la presentación de su libro “La Forma de la Pereza y Otros Ensayos”, pasaron muy lentas. Para calmar la impaciencia, juegue fútbol con algunos compañeros del periódico, al cansarme, decidí escuchar música puesto que aún faltaba una hora.

Entonces, fue allí cuando recordé que desde primer semestre, momento en el cual tuve contacto por primera vez con el nombre Héctor Abad, siempre quise conocerlo y me interese por sus obras, su vida. Su forma de escribir me cautivo; era sencilla, calmada…pero punzante.

Al investigar más sobre su biografía, un aspecto doloroso de su vida, llamó fuertemente mi atención: su padre había sido asesinado por un grupo subversivo, sólo por defender los Derechos Humanos. Fue así como comencé a leer sus columnas en la revista Semana, las que me hicieron degustar de su escritura…

Por fin había llegado el momento, mire el reloj, faltaban diez para las siete y me dirigí con algunos amigos hacía la sala Jorge Isaacs. Aun no había comenzado la presentación, las personas hasta ahora estaba llegando. Decidimos entonces, con mis compañeros, ir a comprar algo de comer y beber. Teníamos mucha sed.

Después de haber comido y bebido nos apresuramos para ir a la presentación del libro, cuando llegamos, ésta ya había comenzado y la sala se encontraba llena de gente.

Ya no quedaban sillas por lo que varias personas decidieron sentarse en el piso escuchando atentamente lo que Héctor decía.

Nunca imagine estar frente a la persona que más admiro y respeto. Sin embargo mis pensamientos agobiaron mi mente, tenía que pedirle una entrevista al terminar la conferencia, motivo por el cual no me pude concentrar, me llene de nervios, no coloqué mucha atención a la presentación a la presentación y en el momento en el que dejaron el micrófono abierto para que el público hiciera preguntas; no fui capaz de hacer alguna.

Al terminar la conferencia, mucha gente se acercó a él, entre ellos nosotros, que muy amablemente le preguntamos cuando podría concedernos una entrevista, en ese momento mi corazón latió a mil por hora. Mis manos sudaron. Él nos dijo que al otro día, a las dos de la tarde, iba a estar firmando libros y que ahí veíamos en que momento llevábamos acabo la entrevista. Pero esa ya es otra historia.

Jamás pensé llegar a conocerlo y mucho menos a abrazarlo y salir en una foto con él. Al despedirme de este hombre supe que no sólo sus libros son interesantes, su personalidad también. Ese 28 de Abril quedó grabado en mi mente. Había conocido a alguien que para mí es uno de los mejores escritores de Colombia.

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