martes, 22 de mayo de 2007

Señor Presidente, por favor prudencia.
“Por salvar apariencias, por el qué dirán, no puede ocultar lo que ha sido esta tragedia colombiana, que ha hecho tanto daño en tantas familias (…) La tragedia colombiana de tantos años, no puede pretender manejarse simplemente con posturas de imagen, con posturas cosméticas. Por eso aquí, lo que hay que mirar, es lo que la Señora Ministra representa en su propia persona”: presidente Uribe.
¿Propia persona?, acaso al realizar estas declaraciones al presidente Álvaro Uribe Vélez se le olvido que la función de un Canciller es representar a su país, no así mismo; que no son posturas cosméticas. La imagen, no de una Canciller estaba en juego, sino la de un país.
Quizá, esto lo recordó el Presidente o se lo hicieron recordar los Gobiernos Internacionales cuando éstos comenzaron a ejercer presión para que la Canciller saliera; alegaban no querer firmar acuerdos con gobiernos, en los que en su propia esfera se conocían alianzas con grupos armados. Por lo tanto la renuncia de la Canciller, el pasado lunes 19 de Febrero, fue la mejor alternativa para el país. Los aparentes vínculos que la ex-canciller y su familia, tienen con el paramilitarismo, desvirtúan la imagen de Colombia y le quitan legitimidad frente a la comunidad internacional.
El Presidente debe ser más cuidadoso con sus discursos, debe pensar con cabeza fría, como lo hace un verdadero líder. No se debe dejar llevar por su emotividad. Como sabemos, la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo; por ello las personas que nos representan deben ser claras y transparentes, éstas representan una nación.

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